El test de la ignorancia y la desmemoria

Llaman a la puerta.

¿Lo estoy soñando? Abro los ojos.

Llaman a la puerta.

Joder, ¿qué hora es? Corro hacia la puerta y me encuentro allí a Elena, que lleva en brazos a Hugo.

– Carlos, te lo tienes que quedar hoy. Me ha surgido un imprevisto en el trabajo, lo siento. ¡Gracias! – dice mientras me entrega a Hugo y se da la vuelta en dirección hacia su coche.

Me froto los ojos.

– ¡Papá! – dice Hugo.

– Hola, Hugo… – logro articular a duras penas.

Habré dormido dos horas como mucho. Me acosté muy tarde pensando en el encargo que me ha mandado la universidad. Ese asunto me tiene realmente obsesionado.

En resumidas cuentas, la historia es la siguiente. Unos profesores de mi departamento han creado una máquina que permite ver el futuro.

Sí, han oído bien. Ya, ya sé lo que piensan. Que es mentira. Piensan que es un camelo, como aquella vidente de mi pueblo natal cuya predicción siempre consistía en decir que el cliente le demandaría a ella por fraude. Si no había tal demanda, entonces no pasaba nada, aparte de que se había embolsado el dinero que le pagó el cliente por su predicción. Por otro lado, si había tal demanda, en el juicio podía argumentar que su predicción había sido correcta, así que no había habido ningún fraude.

No, no estoy hablando de una cosa así, estoy hablando de una máquina basada en complejos principios físicos que permite realmente ver el futuro. Tú te sientas en una pequeña sala de proyección y entonces un vídeo generado por la máquina te muestra a cámara rápida todo lo que sucederá en tu vida desde el momento actual hasta tu muerte. Un programa analiza la relevancia de las imágenes tratando de estimar su novedad con respecto a lo ya mostrado anteriormente, y ajusta la velocidad de la visualización en función de dicha novedad. Por ejemplo, la primera vez que el individuo fríe un huevo en una sartén, la cámara rápida se ralentiza un poco. Todas las veces posteriores en que el individuo fríe un huevo de la misma manera, la cámara va más rápida, pues se considera que la escena es menos relevante. Del mismo modo, casi todo el tiempo en que el individuo duerme, la cámara avanza a una velocidad extremadamente rápida.

Impresionante, ¿verdad? Pues hay un problema. Bueno, dos. La primera persona que se introdujo en la sala de proyección y pulsó el botón para contemplar todo su futuro sufrió un infarto dentro de la sala apenas unos segundos después de un botón. Murió en cuestión de minutos. Después se descubrió que padecía problemas coronarios. El infarto se atribuyó a la excitación de encontrarse en un momento tan trascendental para la Ciencia. Dos semanas más tarde, un segundo miembro del equipo se ofreció para introducirse en la sala de proyección y visionar su futuro. Pulsó el botón y logró terminar de ver la proyección entera, unas veinte horas le llevó. No obstante, apenas unos segundos después de salir de la sala de proyección sufrió un derrame cerebral que le dejó en coma. Por lo visto, en su familia había predisposición genética. Un mes después salió del coma, pero sufrió algunos daños cerebrales. No recordaba nada de lo que vio en aquella máquina. Ni siquiera recordaba haber tenido ninguna relación con ella.

La universidad ha abierto una investigación. Me ha puesto al frente de ella pues conozco los fundamentos físicos que permiten a aquella máquina funcionar, pero no participé en el grupo que la desarrolló.

Aunque la máquina es muy sofisticada, la sala de proyección anexa a la máquina no es más que una sala con un botón y un monitor normal y corriente. Por tanto, no debería albergar peligro alguno.

Decidí que realizaría el experimento previo que deberían haber llevado a cabo mis colegas. Entiendo que, al igual que a mí, no les debió parecer que una sala con un botón y un monitor fuera peligrosa. No obstante, las circunstancias habían cambiado. Introduje un perro en la sala y le até en una posición en la que tuviera que mirar a la pantalla. Entonces pulsé el botón y salí de la sala.

Desde fuera de la sala pude observar cómo el perro miraba la pantalla, al menos a ratos. Tras acabar la proyección, unas cinco horas después, desaté al perro. Más allá del enfado que le supuso estar atado tanto tiempo, se encontraba en perfecto estado de salud.

Admito que es imposible que lo ocurrido con aquellas dos personas que pulsaron el botón sea casualidad. No obstante, el perro salió indemne. ¿Qué diferencia hay entre que una persona intente visualizar su futuro en vídeo o que lo haga un perro?

No hallar la respuesta a esta pregunta es lo que me quitado el sueño esta noche.

*************************************************************************** 

Sigo dando vueltas al tema mientras doy a Hugo el desayuno.

No lo entiendo.

También es mala suerte que hoy no pueda ocuparse Elena y la guardería de Hugo todavía esté cerrada. ¡Precisamente hoy!

Tengo que concentrarme.

En un principio tuve un error de concepto acerca de lo que realmente hacía aquella máquina. Yo creía que la máquina solo te mostraba un futuro posible, un futuro que después podrías evitar si actuabas de otra manera. Sin embargo, el futuro que te muestra la máquina es el verdadero, el que realmente va a suceder, el único posible. Se lo explicaré como me lo explicaron a mí el primer día de la investigación, cuando entré en la sala donde tienen la máquina. Esto es lo que me dijeron.

– Carlos, entiendes que lo que le ocurra a cualquier persona desde la actualidad hasta el día de su muerte depende de todo lo que existe ahora mismo en esta sala, en esta ciudad, en este planeta y en todo el universo, ¿no? – me dijo el jefe de proyecto.

– Sí, claro – respondí.

– Si en estos mismos momentos tuvieras un boleto de lotería en el bolsillo, entonces esta máquina que predice el futuro tendría en cuenta la existencia de dicho boleto en su predicción, pues dicho futuro sería diferente si el boleto finalmente fuera premiado.

– Está claro, tendría que tener en cuenta la posible influencia del boleto en el futuro.

– De igual forma, si en estos momentos hubiera virus de la gripe flotando en el aire, una predicción de tu futuro tendría que tener dichos virus en cuenta, pues puede que debido a ellos estuvieras dentro de unos días en la cama con fiebre.

– Claro.

– Pues bien, al igual que ocurre con los demás objetos, la propia máquina que predice el futuro también influye en tu futuro como cualquier otro objeto, y su influencia en el futuro debe ser tenida en cuenta para hacer una predicción. Si entras en la sala de proyección y visualizas tu futuro, entonces el hecho de llevar a cabo dicha visualización condicionará de hecho dicho futuro, igual que tener un boleto premiado o contraer ahora mismo la gripe condicionaría también dicho futuro.

– ¿Qué quieres decir?

– Te pondré un ejemplo. Pudiera ser que la máquina te mostrase cómo te montas en un barco, te vas a una isla desconocida en la que nadie ha estado en cientos de años, te pones a cavar a diez metros del primer cocotero y encuentras un cofre con un tesoro. Entonces, después de visualizar la proyección que te ha mostrado tal cosa, saldrías a montarte en un barco para ir en busca de dicha isla y finalmente encontrarías dicho tesoro, cosa que jamás habrías hecho si no hubieras visto dicha proyección. Lo que quiero decir con este ejemplo es que, si visualizas la predicción de la máquina, entonces el futuro que efectivamente tendrás será consecuencia de haber visualizado dicho futuro. Es decir, la máquina no te muestra el futuro que tendrías si no hubieras visualizado tu futuro en la máquina. Por el contrario, te muestra el futuro que será consecuencia de haber visto ese mismo futuro en la máquina.

– ¿Y no podría haberse creado la máquina de tal forma que mostrase el futuro que tendrías si no visualizases tu futuro en dicha máquina?

– ¿Y cómo se hace eso? ¿Cómo decimos a la máquina que nos prediga el futuro teniendo en cuenta todo el estado actual del universo salvo una parte minúscula de él, por ejemplo un boleto de lotería, o unos cuantos virus flotando en el aire, o, pongamos por caso, una máquina que predice el futuro? La máquina tiene en cuenta el estado actual del universo como un todo indivisible. Por eso ve el futuro real, no el futuro que tendríamos si quitásemos un pedazo del universo que tenemos en el presente. Y la máquina no es más que otro pedazo más de ese universo completo.

– Vale, creo que ahora lo he entendido. Si la máquina me dice que dentro de una semana haré cierta cosa, es porque la máquina sabe que haré esa cosa a pesar de (o debido a) haber visto una semana antes que lo haría.

– Exacto.

Esa conversación aclaró mis conceptos. Así que el futuro que muestra la máquina es el verdadero. No es un futuro hipotético, es el futuro que realmente sucederá, el futuro inevitable. Vale, ¿y qué? ¿Qué tiene eso que ver con que las personas que visualicen su futuro tengan un mal futuro, como de hecho ha sucedido con las únicas dos personas que lo han hecho?

Eso no lo entiendo.

*************************************************************************** 

Recorro los pasillos de la facultad. Hugo me sigue divertido, haciendo ruiditos con la boca mientras balancea hacia adelante y hacia atrás un avión de juguete con la mano. Finalmente entramos en la sala de la máquina. Quiero volver a ver todo aquello de cerca.

O sea, que el futuro que te muestra aquella máquina es inevitable.

¿Y si quisieras evitarlo?

Vale, puede no quisieras evitarlo si el futuro que se te muestra es bueno, como en aquel ejemplo del tesoro. Pero, aún así, ¿quién soportaría estar el resto de su vida haciendo todo exactamente como ya sabe que lo hará? Independientemente de que ese futuro tenga cosas buenas, o incluso si todas las cosas son buenas, ¿qué clase de persona renunciaría a tratar de desafiar al destino que conoce de antemano, ni tan siquiera una sola vez durante el resto de su vida? ¿Quién no trataría alguna vez de escoger el camino B simplemente porque sabe que está condenado a escoger A? ¿Quién no trataría jamás de hacer algo distinto, simplemente por sentirse libre? Más aún, ¿quién no trataría de evitar la enfermedad o el accidente que sabe de antemano que le matará?

No me creo que exista nadie que durante el resto de su vida, pongamos decenas de años, se resignase a hacer lo que ya sabe que va a hacer, todo exactamente igual, sin tratar jamás de hacer algo distinto. Alguien podría someterse sumisamente a su destino predicho quizás durante unos minutos, unas horas, no lo sé, a lo sumo días, pero ¿el resto de su vida? Qué demonios, rebelarse sería tan sencillo como levantar un brazo que no levantó en la predicción, decir una palabra que no dijo, dar un simple paso en la dirección B que no dio. ¿Qué asombrosas casualidades podrían impedirle, un año tras otro sin remedio, hacer algo diferente aunque fuera una sola vez? ¿Podría una cadena de asombrosas casualidades hacerle desistir de rebelarse contra la predicción durante cientos, miles, decenas de miles de intentos de hacer algo diferente? ¿Realmente es plausible que se den esas cientos, miles, decenas de miles de casualidades que se lo impidan?

¡Pero es que, por otro lado, la predicción de la máquina es auténtica, así que nadie puede evitar hacer lo que dice la predicción!

Un momento…

¡Ya lo tengo!

¡Por fin lo entiendo! ¡Ya lo comprendo!

Me explicaré. La máquina muestra futuros verdaderos. No obstante, un futuro en que un ser humano permanece hasta el día de su muerte sin rebelarse ni una sola vez contra la predicción que vio años atrás no es factible. Por tanto, solo existe una posibilidad para que el futuro mostrado sea real: que en tal futuro el individuo no tenga la oportunidad de rebelarse contra dicho futuro. Se me ocurren tres opciones para ello. La primera es que, poco después de ver la proyección o incluso antes de acabar de verla, el individuo muera o quede en un estado vegetativo en el que no pueda realizar ninguna acción. Bueno, en este caso la proyección sería realmente corta, claro. La segunda es que el individuo olvide todo lo que visualizó. En ese caso no tendría nada contra lo que rebelarse y no podría evitar el futuro que visionó. La tercera es que el individuo no entienda que ha visto su futuro y, por tanto, no tenga ningún motivo para rebelarse contra él. Estas tres cosas son las que sucedieron, respectivamente, a la persona que sufrió el infarto, a la que quedó en coma y luego al despertar no recordó nada, y al perro que quedó indemne.

Por tanto, esta máquina no es una máquina para ver el futuro. En realidad, es un test de ignorancia o desmemoria. Solo aquel que no la entienda o que pueda olvidar lo que observe en ella podrá salir más o menos bien parado de la máquina. El resto de la gente, la gente que comprenda lo que ve y sea capaz de recordarlo, morirá o quedará en un estado en que perderá toda capacidad de llevar a cabo las acciones que desee.

Eso mismo sucederá con cualquier otra máquina que pretenda hacer lo mismo que esta. No es un problema de cómo está hecha. Es un problema de lo que hace. Cualquier máquina que trate de hacer lo mismo será, en realidad, un test de ignorancia o desmemoria.

Me siento tremendamente feliz por mi hallazgo. Tengo que ir corriendo a decírselo al rector.

Hugo me tira del pantalón. ¿Cuánto tiempo ha pasado?

– Papá, he visto una pinícula ahí – me dice. Señala la sala de proyección.

Me quedo helado.

– Había un nene como Hugo que hacía cosas.

No. ¡No! ¡Dios mío!

*************************************************************************** 

He dejado la universidad. He dejado la ciudad y me he llevado a Hugo conmigo.

Hugo no comprende lo que vio en aquella proyección. Por eso está vivo e indemne, igual que le sucedió al perro.

No obstante, puede que dentro de unos años aquel recuerdo vuelva a su mente.

Y entonces comprenda.

Y justo entonces suceda lo único que podrá garantizar que no pueda rebelarse contra ese futuro que vio: que muera o quede en coma o catatónico durante el resto de su vida.

Debo evitar que jamás recuerde aquel día. Por eso le he alejado de aquel lugar y de todo aquello que pueda recordárselo.

Por ese mismo motivo, lo apropiado habría sido alejarle también de mí, entregárselo a Elena. Pero quiero estar cerca si un día comienza a recordar, para decirle justo en ese momento algo que desvíe su atención de aquel recuerdo.

Vamos en coche los dos juntos. Hoy Hugo tendrá su primer día de instituto.

– Es curioso, papá – dice Hugo -. Es como si tuviera la sensación de que esto ya lo he vivido.

Mi pulso se acelera. Trato de que mi tono de voz suene lo más calmado posible.

– Eso se llama déjà vu, creerse que ya hemos vivido antes una situación actual. Todos los hemos tenido alguna vez, es normal. ¿Llevas todos los libros?

– Sí, papá.

Un rato después, Hugo baja del coche y entra en el instituto.

Yo aparco el coche junto a un parque cercano y me siento en un banco. Me tiemblan las piernas. Miro al suelo mientras me tapo la cara con las manos.

Esta entrada fue publicada en ciencia ficción dura, cuento y etiquetada . Guarda el enlace permanente.

14 respuestas a El test de la ignorancia y la desmemoria

  1. Yohana dijo:

    La verdad es que a veces te rayas un poco. Ya que nos ponemos, a veces no me quedá claro lo que quieres decir: ¿has querido decir que según las circunstancias en las que encuentres en el momento de ver la película, así te va a predecir el futuro, considerando todas las pequenísimas e infinitas variables que pueden conducir el futuro en una dirección o en otra?. ¿o simplemete te planteas que si el futuro estuviera escrito, se podría cambiar o no?. Lo primero me parece imposible, desde luego. No existe ecuación ninguna que pueda incorporar la predicción de tantas variables. La vida son matices. Y por tanto lo segundo no tiene sentido. Pues vaya mierda entonces si no tienes decisión sobre tu propio destino

    • Isma dijo:

      La idea es que, si existiera una bruja que tuviera una bola de cristal que permite ver el futuro, las predicciones de la bola de cristal predecirían el futuro teniendo en cuenta todo lo que influirá en dicho futuro, incluidos, por supuesto, cuántas nubes hay en el cielo, todos los dragones que hay en el reino, los caballeros apuestos que hay y sus corceles, la propia bruja, la propia bola de cristal, y también las predicciones que haga la bola de cristal. Es decir, la bola de cristal no muestra el futuro que habría si no se hubiera mirado la bola de cristal, sino el futuro que habrá precisamente por haber mirado la bola de cristal, que es una parte más del mundo a tener en cuenta al igual que las nubes, la bruja, los caballeros y los dragones. ¿Acaso es más fácil que la bola tenga en cuenta a todas las nubes en sus predicciones, a que tenga en cuenta a la propia bola? Por tanto, la bola no muestra el futuro que habría si no se hubiera mirado la bola, sino el verdadero futuro debido, precisamente, a haber mirado la predicción de la bola.

      La única posibilidad para que veas el futuro verdadero y no puedas rebelarte durante años contra él a pesar de que lo conoces es que mueras inmediatamente, o que se te olvide la predicción, o que simplemente no comprendas que era una predicción. Así que el cuento postula que ver y conocer el futuro es imposible, pero no por motivos tecnológicos, sino por un motivo de contradicción lógica, que es mucho más importante.

      Es como aquel puente en el que, aquellos que deseasen cruzarlo, debían decir a sus guardianes a qué habían venido. Si el viajero decía la verdad, los guardianes debían dejarle cruzarlo libremente, y si mentía, debían ahorcarle. Todo funcionó hasta que llegó un tipo que dijo que había venido para que le ahorcasen. Si los guardianes le dejaban pasar libremente, había mentido, y entonces habría habido que ahorcarle. Y si le ahorcaban, había dicho la verdad, así que no habría habido que ahorcarle. Así que es imposible que las reglas del puente fueran esas. No es un problema tecnológico, sino un problema lógico.

      Pues la idea es similar en este caso. Ése es el argumento del cuento.

      • Flexo dijo:

        El enigma quizá se pueda resolver viendo un futuro que no sea el tuyo. O para evitar este tipo de problemas también el de personas o cosas conectadas a tí, un poco en el sentido de Ortega, evitar el «…yo soy yo y mi circustancia..».
        Quizá pudieras vislumbrar la vida de tu bisnieto, eso te permitiría seguir teniendo el control de tu vida y saciar tu sed visionaria.

      • Isma dijo:

        Buena observación, Flexo. 🙂 Efectivamente, el cuento no niega la posibilidad de que podamos ver un futuro lejano, o uno que no involucre directamente al observador. Por ejemplo, el futuro de un bisnieto.

        Otro asunto es cómo evitaría el destino que nuestro bisnieto pudiera conocer su propio futuro si intentásemos legarle una carta donde se lo explicamos. Si finalmente el bisnieto leyera dicha carta, entonces estaría igual de condenado que todos los demás que vieron su futuro. Por tanto, por consistencia, dicho futuro escrito debería ser algo así como «Te dará un ataque al corazón mientras lees esta carta» o alguna desgracia parecida. Ésa sería la única forma de que el bisnieto no pudiera rebelarse jamás contra su destino escrito y cierto ineludiblemente.

        Así que, si alguien quisiera conocer el futuro de su bisnieto sin condenarle, entonces debería comprometerse consigo mismo a no contárselo a su bisnieto ni a nadie. Si el que quiere ver el futuro de su bisnieto supiera que no será capaz de cumplirse esa promesa a sí mismo, entonces el futuro que vería en la máquina sería uno en que su bisnieto lee la carta y entonces muere porque le cae un meteorito, se derrumba la casa, entra en coma, o Dios sabe qué.

        Alguien muy rebuscado podría usar la máquina para ver el futuro de los enemigos de su bisnieto… y prometerse a sí mismo que les escribirá una carta para que conozcan su futuro cuando nazcan. Eso debería valer para que la propia carta dijera, como única opción posible, que morirán fulminados, y que de hecho eso ocurra realmente.

        Claro que, si el que quiere ver la máquina no tuviera muy seguro si después será capaz de escribir esa carta, entonces el que podría morir fulminado sería él mismo. Imagínate que ves que los enemigos de tu bisnieto no morirán porque no les escribiste la carta, y entonces decides escribirla. La línea temporal no puede dejar cabos sueltos a la inconsistencia, así que eso no sería posible. En lugar de eso, morirías.

      • Yohana dijo:

        Entiendo tus argumentos (creo) de que no es racional ver el futuro, y encima tratar de cambiarlo, porque eso significaría encontrarse ante una paradoja lógica, y que sí de alguna manera existiera una máquina o bola de cristal que pudiera hacerlo, lo que ves ha de ser consistente con tus acciones futuras, o mejor, con los acontecimientos futuros.

        Lo que me chirría es que eso de alguna manera es consistente con el concepto de destino, y mi mente se opone a aceptar eso. Me explico: si se encontrara la manera de ver tu «destino», y se descubriera que el tuyo es horrible, a mi mente le cuesta aceptar el hecho de que no podría hacer nada por cambiarlo. En ese caso, sería mejor no saberlo. Y en el caso contrario, si descubres que tu destino va a ser maravilloso, ¿solo tengo que sentarme a esperar?. No es justo.

      • Isma dijo:

        Lo que planteo no es que no exista el destino, sino que probablemente siempre será imposible conocerlo… pero no por motivos tecnológicos, sino por motivos lógicos: ¿qué clase de destino puedo conocer, tal que mi destino siga siendo ése a pesar de haberlo conocido? ¿Cómo debe ser un destino, para que sea imposible evitarlo a pesar de conocerlo? Probablemente tendrá que ser un destino del tipo de «te vas a morir justo ahora», u otros destinos igualmente desagradables.

        Creo que realmente estamos predestinados, pues nuestro entorno y nuestras mente (nuestras neuronas) lo determinan todo. Imaginemos que ahora tengo que escoger entre A y B, y decido A. Si regreso a hace un minuto, de forma que todo mi entorno y mis neuronas estén exactamente en la misma configuración que antes (es decir, ni siquiera sé que he vuelto al pasado), entonces volveré a escoger A. ¿Por qué iba a escoger B esta vez? Si mi mente está igual y todo está igual, y ni siquiera sé que estoy repitiendo mi decisión, ¿por qué iba a escoger otra cosa? Si repitiéramos ese experimento un millón de veces, en todas ellas escogería A.

        Otra cosa es que, si tengo razón en que poder conocer nuestro destino es contradictorio en casi cualquier escenario posible, entonces estar predeterminado no tendría ninguna consecuencia práctica. Si nunca conoceré mi destino, ni nadie podrá conocerlo, entonces ¿qué más da que el destino exista o no?

    • Yohana dijo:

      Bueno, no soy una experta en paradojas lógicas (o ilógicas, según se mire), pero no tiene porque indicarse al bisnieto cuál va a ser su futuro, sin que evitar comunicarse con él suponga un esfuerzo. Puede que el que utilice la máquina sea alguien que solo tiene interés en su propia persona, a modo del protagonista de «Atrapado mientras quieras». O bien puedes escribirle una carta sugiriéndole actuaciones, sin entrar en detalle de los motivos. Si yo recibiera una carta de alguno de mis bisabuelos marcándome recomendaciones, dado el interés que se ha tomado en mi persona, lo mínimo que haría sería tenerla en cuenta. Otra cosa es que investigara.
      Pero puedes vislumbrar un momento futuro de la vida de tu bisnieto, que no tiene porque tener aspectos negativos, como fijarse en quiénes son sus padres cuando le llevan al colegio, en universidad estudia para fijarse en donde viven, etc..para sacar tus conclusiones de como puede haber sido tu vida a grades rasgos. No tiene porque caerle un meteorito, ni tiene porque darle un ataque al corazón.
      Pero como he dicho al principio, no soy una experta.

      • Isma dijo:

        Lo más curioso de todo es que, si el futuro que ves en la máquina es el verdadero, entonces tratar de enmendar para bien la vida de tu bisnieto es inútil: si ya has visto lo que le va a pasar, entonces ese futuro es cierto, y ninguna carta lo cambiará. Si tratas de mandarle una carta que cambie su futuro, entonces esa carta no le llegará, o le llegará y la ignorará, pues realmente le pasará lo que viste en la máquina.

        Esto es así si ya has visto en la máquina que el futuro es ése. Si la máquina es infalible y has visto ese futuro, entonces ese futuro ocurrirá.

        Otro asunto es qué pasa si todavía no has visto ese futuro, y decides usar la máquina para verlo. Es como aquel principio de Física: «si lo miras, lo influyes con tu mera observación». Como debe preservarse la consistencia, debe hacerse posible que veas el futuro y que a la vez ese futuro deba cumplirse a pesar de haberlo visto. Ahí llega lo retorcido. ¿Qué tipo de futuro puedes ver, a pesar de que ese futuro será cierto a pesar de haberlo visto? Pues uno que no pueda impedirse, tanto si es malo como si es bueno. Uno que te deje, a ti o a tu bisnieto, sin posibilidad de cambiar una sola coma de lo que hayas visto.

        Lógicamente, tendrías motivos para seguir fielmente los consejos de tu bisabuelo. Ahora bien: si (a) desconfiaras de dichos motivos; o bien (b) desearas desobedecerlos para «sentirte libre», entonces eso no sería posible. Y, por eliminación, tu futuro sería uno en el que (i) no recibieras los consejos de tu bisabuelo (e.g. la carta se pierde, tu bisabuelo muere antes de escribirla, etc), o bien (ii) el futuro visto por tu bisabuelo fuera uno que no puede desobedecerse (e.g. «te vas a morir en cinco segundos»).

        Así que, curiosamente, si tu bisabuelo viera tu vida para intentar ayudarte anticipándomela, entonces ese futuro sólo podría ser bueno si tuvieras una predisposición total para ser completamente dócil y obediente con la carta recibida de tu bisabuelo. La máquina sólo podría premiar positivamente la fe ciega; cualquier duda sería castigada.

  2. Yohana dijo:

    En ese caso, deberias haber escrito el cuento con bolas de cristal y brujas, pero sobretodo, con apuestos príncipes y sus corceles.Sería mas factible que una maquina. Creo que soy demasiado cuadrículada para ver estas contradiciones de la lógica, para mí, dos y dos serán cuatro. Aunque creo entender que lo que dices, que si tuvieramos una ventanita para poder ver el futuro, sería mejor no asomarnos a ella. Sería contradictorio, y por cierto, nada provechoso.¿y que paso con el tipo que vino a que le ahorcasen?¿le ahorcaron o le dejaron pasar?. Porque una de las dos cosas tenían que hacer..

  3. javirl dijo:

    Creo que en este caso estoy con Yohana, quizás el cuento fuera más claro en un «ambiente mágico». En cualquier caso, me encanta. La exposición es clara, aunque sólo para alguien con mentalidad muy científica. Es ciencia ficción hard-hard (NP-hard?)… pero es de la mejor que he leído.

  4. Isma dijo:

    Yohana: respecto a qué pasó con el tipo del puente, habrá que preguntárselo a Cervantes 🙂 La paradoja está planteada en El Quijote, segunda parte, Cap. LI. Es curioso, pues con el lenguaje podemos crear frases autocontradictorias sin que nos demos cuenta, especialmente cuando el lenguaje se refiere a sí mismo. Esto lo explotó Turing para demostrar que es imposible crear un programa que, dado otro programa, averigüe si este segundo programa se va a colgar o no. No es un problema tecnológico, sino lógico: por motivos parecidos a los del puente, sería autocontradictorio que fuera posible. Así que podemos perdonar a Microsoft cuando Windows se nos queda colgado: literalmente, era imposible que se asegurasen de que Windows no se colgaría nunca antes de lanzarlo al mercado. Expongo la demostración completa de esto a mis alumnos de Calculabilidad y Complejidad (¡hola, si hay alguno por ahí!).

    javirl y Yohana: Comparto con vosotros que, en la medida de lo posible, hay que desligar la ciencia-ficción de las máquinas y del frío metal, y que en general es bueno intentar contar los mismos conceptos de manera alegórica, por ejemplo con la fantasía. La religión lleva milenios haciendo eso mismo, y cuenta con algunos de los más brillantes pasajes de ciencia-ficción jamás escritos (ojo, no lo digo en absoluto de manera peyorativa). En realidad la ciencia-ficción no va sobre ciencia, sino sobre poner al ser humano ante situaciones hipotéticas nuevas e interesantes de una manera medianamente creíble (de ahí el uso de la ciencia). Pero a veces se puede hacer abstracción. Y eso es algo que la mitología y la religión hacen fantásticamente bien 🙂

    Dicho esto, quizás en que este caso era preferible usar el frío metal que la fantasía… Si hubiera usado la fantasía, podría haber parecido que la contradicción era igual de fantasiosa que los dragones, cuando en realidad era completamente lógica. Pero bueno, tomo nota de que es una buena idea para hacer una versión alternativa.

  5. Yohana dijo:

    Esta claro que leemos de forma distinta. Yo me leo el Quijote, del que por cierto apenas me acuerdo, y solo veo situaciones irónicas e historias graciosas . No me acuerdo de que hubiera paradojas lógicas, ni nada de ningún puente. Será que no me pongo analizar esas cosas. O será que no me llega.
    Con respecto a los cuentos de dragones y brujas, ahora entiendo porque las novelas fantasticas se han hecho tan populares. Y lo de que la ciencia-ficción te pone en situaciones hipoteticas nuevas para el ser humano,no sé si estoy de acuerdo. No entiendo porque para ello deba ser ciencia-ficción. La ficción a secas, también pone al ser humano en situaciones nuevas e interesantes.Yo veo la diferencia en que la ciencia-ficción se basa en un «futuro» que puede ser, a partir de lo que existe ahora. Los que no hacen eso, no sé si calificarlas de ciencia ficción.(para mí)
    Además la religión escribe buenas historias a secas. Muchas de ellas no son ni historias, solo son mitos, ecos de un hecho o hechos que ocurrieron hace tiempo, y que han sido mal transmitidos a lo largo de generaciones, y que las distintas religiones han interpretado según su conveniencia. Si comparas las distintas historias de las distintas religiones, son parecidas. Me suena que la madre de Buda (o un santo de estos)seguía siendo virgen después de darle a luz a él, y sus siete hermanos precedentes.

    • Isma dijo:

      Bueno, el hecho de que la ciencia-ficción proponga situaciones novedosas para el ser humano no significa que no lo hagan también los demás géneros, las dos cosas pueden ser ciertas. 😉 Quizás la diferencia está en que hay géneros en los que sorprender es menos imprescindible que en la ciencia-ficción. Una historia de terror puede ser buena sin un planteamiento o un final novedosos, simplemente porque crea magistralmente una atmósfera que genera desasosiego o angustia. Algo parecido pasa con las historias de amor o las costumbristas: si logran contagiar los sentimientos de los personajes al lector, la falta de novedad del planteamiento inicial, la trama y el final son completamente perdonables. Pero no ocurre así en la ciencia-ficción: si una historia no sorprende o innova en al menos una de esas tres cosas, entonces no es ciencia-ficción, pues se espera, por definición, que haya alguna ruptura (plausible) de la lógica y lo esperable.

  6. Yohana dijo:

    Desde luego, es cierto lo que dices. Y si pienso que «La guerra de las Salamandras» esta calificado como ciencia-ficción, y desde cierto punto de vista así es, he de recular en mis afirmaciones. Supongo que lo que ocurre es que yo leo de todo, y lo que más me gusta de todo es cuando las historias son buenas. Y sí, también es verdad que en una novela de CF uno espera sorpresas, o al menos, cosas que no se imaginaba.

Replica a Isma Cancelar la respuesta